| | Las garras de un terrible s Las espinas del cardo santo, lo abrazaron en su caida, y entre saumerios de basura, el ángel aquel se morÃa, se hundió un vacÃo a mis espaldas, y sentà que solo me quedaba, en el baldÃo de los misterios, con esos ojos tristes que me hablaban. No me mires asÃ, Dios me ha hecho para caer, y no sientas pena por mÃ, tal vez vivir cueste el pecado, y si todo lo soñado, no vive en la realidad, es el ángel que te cuida, el que ves caido acá. Es el ángel (azchords.com)